Los últimos estudios indican que cuanto antes empiecen los bebés a escuchar un idioma extranjero más posibilidades tienen de hablarlo con facilidad y un acento natural.
Para ello podemos utilizar la mímica, ya que ayuda a facilitar la comprensión de los términos, así como, interrelacionarse y para ellos les resulta divertido; al mismo tiempo se apoya y refuerza la expresión oral.
También podemos utilizar pictogramas, actividades orales de repetición, cuentos y canciones.
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